En nuestro país, siete de cada 10 jóvenes (71%) entre 18 y 35 años han pedido una tarjeta de crédito por lo menos una vez en su vida, según el estudio Cultura Financiera de los Jóvenes en México.
En general, la tarjeta crediticia no solo es el primer producto financiero que piden las personas, sino el que más contratan: cerca del 15.1 millones de mexicanos cuentan con una, ya sea emitida por un banco, tarjeta departamental, o bien tarjeta de crédito afiliada a una tienda de autoservicio, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2018.
“Aunque los números suponen un aumento de las tarjetas de crédito en comparación con años anteriores, acceder a servicios financieros sigue siendo complicado para un amplio sector de la población por temas relacionados con los bajos ingresos, la nula educación financiera, falta de historial crediticio o informalidad en el empleo”, afirma Sebastián Medrano, director de Coru.com, fintech mexicana que facilita la comparación, gestión, y asesoramiento en el uso de productos financieros.
Los jóvenes que solicitan una tarjeta de crédito, a menudo ignoran que necesitan tener un historial crediticio para obtener mejores opciones, y por eso es más conveniente aplicar a tarjetas básicas que incluso comenzar a construir historial primero con un préstamo o algún tipo de crédito menor, como el de un plan de telefonía móvil.
De acuerdo con Coru.com, la evolución de las empresas fintech en México ha permitido democratizar el acceso a servicios financieros, generando una inclusión, sobre todo de las personas jóvenes que por primera vez se acercan al crédito.
Los analistas de Coru.com recomiendan revisar estos aspectos antes de tramitar tu primera tarjeta de crédito para aumentar las posibilidades de éxito en el trámite:
Aplicar a las tarjetas en que cumples mejor los requisitos
Es fundamental revisar los requisitos. La mayoría de las tarjetas pedirán un comprobante de ingresos fijos y los jóvenes suelen enfrentar un problema con esto. En caso de no tenerlo, un estado de cuenta de una cuenta de ahorro puede servir.
“Hay un gran sector de la población que no cuenta con servicios financieros formales porque son trabajadores independientes y no tienen cómo comprobar ingresos; sin embargo, es muy fácil abrir una cuenta de ahorro para hacer depósitos mensuales y ésta puede servir para comprobar ingresos”, comenta Sebastian Medrano.
Comparar las opciones
Todas las tarjetas sirven para lo mismo pero no son iguales. Cada una tiene características adecuadas para un usuario en particular. El mercado ofrece cerca de 130 opciones, considerando tarjetas bancarias y comerciales.
Es recomendable averiguar las obligaciones y beneficios que genera cada tarjeta, como compras mínimas al mes, costos de anualidad, si existen convenios con tiendas departamentales, si hay compras a meses sin intereses, etc.
“El uso de comparadores ahorra tiempo y dinero al interesado porque ayudan a visualizar si la tarjeta es mejor por sus puntos, su Costo Anual Total (CAT) o los convenios y promociones que ofrece. En este sentido, Coru ayuda a que las personas tengan más posibilidades de que un banco les autorice una línea de crédito, sin importar el perfil de uso que tengan”, señala Medrano.
Verificar que las promociones y las ventajas de la tarjeta se acoplen a tu estilo de vida
Existen tarjetas que a simple vista ofrecen más beneficios que otras, como puntos o descuentos por cada compra; pero no serás candidato a todas, mucho menos si es tu primer acercamiento a este tipo de servicios financieros. Es por esto que los bancos diseñan productos enfocados a diferentes usuarios.
Por ejemplo, si eres estudiante y por ende, no tienes cómo comprobar ingresos, existe una gama de tarjetas para universitarios que además de pedir requisitos flexibles, brinda descuentos en comercios que podrías visitar frecuentemente. Es el caso de tarjetas como Santander Zero (Santander), B Smart Universitarios (Citibanamex), Vas (Banco Azteca).