Desde El Caníbal de la Guerrero, no se tenía conocimiento de un asesino serial en México y, mucho menos, en la CDMX, se trata de Miguel, un destacado químico, egresado del Instituto Politécnico Nacional, de 39 años de edad y su nombre completo es Miguel Cortés Miranda; hasta la hora de escribir estas líneas, pesaban en su espalda la muerte de al menos siete mujeres. Su última víctima fue una joven de 17 años llamada María José, su vecina en la Delegación Iztacalco, al oriente de la capital mexicana.
Miguel vivía en un departamento de la colonia La Cruz Coyuya, cerca del cruce entre Viaducto Miguel Alemán y Eje 3 Oriente Francisco del Paso y Troncoso, para mayor referencia entre los Metros Mixhuca y Santa Anita. El lugar era rentado y sus vecinos nunca sospecharon de sus actividades monstruosas, pero, al momento de su detención, la policía capitalino lo salvó de ser linchado por ellos mismos. Su detención ocurrió el 16 de abril de 2024.
Dentro de la casa de Miguel parecía una de las locaciones de la famosa serie de Netflix, Dahmer (2023), que trata sobre el asesino serial conocido como El Caníbal de Milwaukee, Jeffrey Dahmer. Nada alejado de la realidad, pues en la habitación de Miguel había dos cráneos, un serrucho, huesos y químicos para disolver los cuerpos de sus víctimas.
En su programa de televisión C4 en Alerta, el reportero policiaco, Carlos Jímenez, comentó que Miguel, incluso, tomaba el tiempo para saber cuánto tardaba un cuerpo en disolverse. Pero nunca se habló de canibalismo. Aún así, algunos medios como El Heraldo y Publimetro, lo llamaron «El Jeffrey Dhamer Mexicano».
El químico asesino de Iztacalco
En las librerías de México hay al menos cuatro títulos completos sobre asesinos seriales mexicanos y el caso más parecido al de Miguel es el del El Caníbal de la Guerrero (aunque insistimos, Miguel no practicaba el canibalismo). Quizá por lo mediático, el caso del químico del IPN podría compararse con Juana Barraza Samperio, La Mataviejitas.
¿Por qué comparar? Quizá por la necesidad de encontrar una explicación a las atrocidades de un asesino en serie. Pero por supuesto, ninguna razones es justificable. Al igual que El Canibal, Miguel escribía poemas, era letrado y viajaba por el mundo. Lamentablemente, fue abusado sexualmente por su padre cuando era niño y, sin saber los detalles aún, su madre y su hermana sabían del abuso. En las primeras audiencias, describió con gran elocuencia su forma de operar.
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Lázaro es un periodista y creador digital, egresado de la UNAM. Ha colaborado para diarios como La Razón de México, Capital, Reporte Índigo y EfektoTV. Sus últimos años los ha dedicado a ver, estudiar y documentarse sobre programas en español en la televisión de México, Colombia, Estados Unidos y España.